Desde hace años escuchamos a diario la palabra microplástico. ¿Pero sabemos realmente cual es el alcance de su presencia en nuestro entorno?
Un estudio reciente publicado por la revista Global Change Biology del Profesor Steve Ormerod de la Cardiff University pone de manifiesto que la presencia de estos diminutos plásticos puede ser hasta el triple de lo que se creía. Hasta el momento, el criterio común que seguían las filtraciones era el de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ( NOAA ) que marcaba redes de 0,05mm. como medida estándar de filtraje. El estudio capitaneado por el Profesor Steve Ormerod ha reducido 5 veces el tamaño del filtro. Disminuyendo el tamaño de los agujeros de la red de 0,05mm a 0,01mm. el número de microplásticos recogidos se triplica.
Se han analizado aguas en la zona costera de Plymouth en Reino Unido y en la costa de Maine en EEUU donde los resultados han sido sorprendentemente parecidos. En números generales se estima que de los 50 trillones de partículas que se creían en el conjunto mundial, el número real es más próximo a 125 trillones de partículas. Prácticamente el triple!
La cifra es francamente preocupante pero aún lo es más constatar que existen partículas tres veces más pequeñas de lo que pensábamos. Estos diminutas partículas pueden ser confundidas fácilmente por plantón para los organismos marítimos más pequeños. Su ingesta prolongada les provoca envenamiento e incluso la muerte.
Pequeños peces o animales marinos comen estos organismos e ingieren al mismo tiempo los microplásticos. Estos peces sirven de alimento a peces más grandes y nosotros nos alimentamos de estos peces más grandes que acumulan en sí gran cantidad de microplásticos. Es así como estas pequeñas partículas llegan a formar parte de la cadena alimenticia. En algunas zonas marítimas la concentración de microplásticos es mayor incluso que la presencia de zooplancton.
Las consecuencias de su ingesta prolongada en el tiempo son aun impredecibles… Pero lo que está claro es que al no desaparecer nunca ( se van fragmentando en partes más pequeñas )… nos quedan décadas por delante de lucha contra su proliferación.
El 35% de los microplásticos marinos tienen su origen en la industria textil. Son los llamados microplásticos secundarios. Aquellos plásticos que han nacido para un uso diferente pero que con el paso del tiempo se han ido fragmentanto en partículas más pequeñas. Un ejemplo claro lo encontramos en la ropa que en su composición contiene fibras sintéticas.
El proyecto europeo Mermaids pone de manifiesto que las prendas hechas con fibras sintéticas o con una composición mixta van desprendiendo en cada lavado partículas minúsculas de plástico que acaban en ríos y mares ocasionando una crisis climática descomunal.
El proyecto, que tiene como objetivo concienciar sobre como nuestra actividad diaria puede afectar al incremento de microplásticos en los mares y océanos, repartió bolsas de 100% algodón para usarlas como “embalajes” en el lavado de prendas sintéticas y de esta manera minimizar el roce de las mismas y el inevitable desprendimiento de partículas plásticas al desagüe.
Se calcula que solo se recicla un 10% de la producción de plásticos producidos en el planeta… tomando como valor los países más desarrollados donde las plantas de reciclaje están mejor dotadas. El investigador español, David Espinosa ha sido recientemente galardonado con un premio internacional por su proyecto innovador para reciclar de modo masivo los envases plásticos. Él explica cuál es el motivo por el que los plásticos son muy difícilmente reciclables: “La dificultad en reciclar los plásticos reside en la complejidad de su composición. Es muy difícil separar todos los componentes para procesarlos y darles una segunda vida. Por ello, aunque con la mejor de las intenciones usemos el contenedor amarillo para depositar los plásticos que generamos, no más de 9% de estos plásticos son reciclados finalmente a nivel mundial”.
El proyecto por el que ha sido premiado se basa en la simplificación de la composición del plástico añadiéndole un solo aditivo que además de facilitar el reciclaje aporta una propiedad ferromagnética. Gracias a ella solamente con el uso de imanes en mares y océanos podríamos recuperar los microplásticos de una forma económica y rápida para ser procesados en una planta de reciclaje posteriormente.
El investigador español afirma pero que cualquier avance en la mejora de la situación ha de pasar forzosamente por un cambio de hábitos por parte de la ciudadanía. “Hemos de coger consciencia del desastre ecológico que suponen los microplásticos y reducir su consumo al máximo”, afirma David Espinosa.
Han nacido multitud de opción de materiales hechos en base a elementos orgánicos compostables. Tal vez el más conocido sea el PLA ( ácido poliláctico ). Es realmente una alternativa sostenible al plástico convencional?
El PLA se origina a partir de materias primas como puede ser el maíz. Proceado con almidón extraído de plantas y la adición de enzimas. La dextrosa resultante se fermenta por microorganismos en ácido láctivo y finalmente da lugar al PLA.
Para la producción de 1 Kg de PLA, se necesitan 2,65Kg de maiz. Si este material se conviertiese en un substituto al plástico, deberíamos reservar miles de tonelades de maíz cada año para su producción. En un mundo donde el hambre es una de las principales causas de muerte, esta opción es cuanto menos controvertida.
El PLA es un material compostable? Según la norma europea EN13432, un polímero se considera compostable si, en una planta de compostaje industrial, se convierte en al menos 90% de microorganiscmos en CO2 en el plazo de 6 meses y si el total de aditivos inofensivos, no toxicos, que contiene no es más elevado de un 1% de la masa incial.
Según esta descripción, el PLA que se recicle correctamente, haciendolo llegar a una planta de compostaje industrial será compostable. Ahora bien, no podemos dejarlo en el suelo y esperar a que se descomponga y finalmente composte. Esto no sucederá por si mismo sin las condiciones adecuadas que fuerza una planta de compostaje industrial. Por ello, cuando los fabricantes hablan de material biodegradable sin más, puede causar confusión y parecernos que el PLA sea la panacea que nos salve de un mundo lleno de plásticos.
Actualmente el reciclaje de PLA tampoco es tarea fácil. Las plantas de reciclaje de polímeros como el PET no tienen mecanismos para distinguir un elemento del otro y la contaminación de ambos elemontos, dificulta el reciclaje.
Os estudios avanzan rápido y cada vez son más los investigadores que presentan alternativas al plástico convencional. Estamos seguros que en pocos años habremos dejado atrás la situación actual y nos encontraremos en un escenario más optimista. Mientras tanto pero, la única solución real pasa por minimizar al máximo el uso de plástico en nuestras vidas.